Tras perder 50 de sus 140 cabras a causa de la sequía, este ganadero tuvo que vender el resto

La sequía está afectando al ganado en el sur de Coahuila: un granjero vio morir 50 de sus cabras este año y vendió el resto de su rebaño hambriento por una miseria porque no podía permitirse alimentarlos.
Gran parte del norte de México se encuentra actualmente en sequía, lo que llevó a la Comisión Nacional del Agua a declarar una emergencia por sequía a principios de este mes. Una de las zonas afectadas es el sur de Coahuila, donde la presa El Tulillo está completamente seca.
Cerca está el pequeño pueblo de Hipólito, donde Silverio Alférez Piña, de 73 años, comenzó a criar animales de granja hace 25 años.
“Nunca ha habido una sequía como ahora”, dijo al diario Vanguardia. Alférez describió las condiciones actuales como “feas” antes de declarar sin rodeos que “no hay agua” en Hipólito, ubicado a 70 kilómetros al noroeste de la capital del estado, Saltillo, en el municipio de Ramos Arizpe.
En consecuencia, es imposible cultivar forraje, lo que significa que los agricultores locales tienen que comprar alimento para sus animales. Sin embargo, Alférez llegó a un punto en el que ya no podía permitirse el lujo de alimentar a sus cabras, vacas y caballos.
Con comida insuficiente, las cabras de su rebaño de 140 personas, incluidas las hembras preñadas, comenzaron a morir. Alférez admitió que su terquedad lo llevó a seguir como granjero, pero después de que murieran aproximadamente 50 de sus cabras, se dio cuenta de que no podía continuar. Vendió sus flacas cabras sobrevivientes por un total de solo 800 pesos (US $ 39).
Alférez también perdió ganado por la sequía y algunas de sus yeguas. “Vendí todas mis yeguas [sobrevivientes], unas cinco de ellas me murieron”, dijo. “Vendí pura [piel y] huesos y… [los compradores] me pagaron como quisieron”, dijo.
Alférez ha mantenido un par de terneros, pero ahora está fuera del juego de la agricultura comercial porque obtener ganancias se volvió imposible. Ahora tiene una pequeña tienda que abrió con el dinero que ahorró de su pensión.
Otros vecinos de Hipólito también tuvieron que vender sus animales de granja porque no tenían dinero para alimentarlos, informó Vanguardia.
Ubicada a unos cinco kilómetros de Hipólito en el límite entre Ramos Arizpe y el municipio de General Cepeda, la presa vacía de El Tulillo -que se secó por completo hace cuatro meses- es un claro testimonio de la sequía que atraviesa la región, la peor en al menos menos 20 años.
“Está todo seco”, dijo Eusebio López, un funcionario local. “No solo la represa, toda… [área], no hay nada para que los animales coman”.
Con informes de Vanguardia