Disputa por juego de béisbol provocó asesinato de sacerdotes jesuitas

Dos sacerdotes ancianos fueron asesinados en Chihuahua el lunes al final de un alboroto de un solo hombre precipitado por una discusión después de un juego de béisbol, dijo el miércoles el fiscal general del estado.
Roberto Javier Fierro Duarte dijo en conferencia de prensa que José Noriel "El Chueco" Portillo Gil, de 30 años, presunto integrante de una banda criminal afiliada al Cártel de Sinaloa, llegó el lunes a una dirección en el pueblo de Cerocahui para buscar a un hombre identificado como Paul Berrelleza Rábago (Paul B.).
El día anterior, continuó el fiscal general, un equipo de béisbol patrocinado por El Chueco perdió un partido y posteriormente se vio envuelto en una discusión con el equipo contrario, que incluía a Paul B. y su hermano Armando Berrelleza Rábago (Armando B.).
"Según versiones de varios testigos, El Chueco detonó un arma de fuego contra Paul B., secuestró a Armando B. y posteriormente prendió fuego a la casa [de los hombres]", dijo Fierro, refiriéndose a los hechos del lunes.

Paul B. sobrevivió al ataque y también fue secuestrado. Ni él ni su hermano han sido localizados.
El fiscal general dijo que horas después del ataque y el secuestro, El Chueco se dirigió a un hotel de Cerocahui donde, según testigos, habló y luego secuestró a Pedro Palma, un guía turístico.
De acuerdo con Fierro, Palma – quien al parecer fue golpeado por El Chueco – logró escapar y se refugió en una iglesia de Cerocahui, donde recibió ayuda de los sacerdotes Joaquín César Mora Salazar y Javier Campos Morales.
Se cree que Portillo llegó posteriormente a la iglesia y mató a Palma, así como a Mora y Campos, quienes fueron ordenados a principios de la década de 1970 y habían servido a las comunidades de la región Tarahumara durante décadas.

Fierro dijo que todas las víctimas recibieron disparos y que sus cuerpos fueron sacados de la iglesia. El Chueco recibió ayuda de sus socios criminales para cargar los cuerpos en una camioneta, según otro sacerdote que estaba en la iglesia pero que no fue el objetivo del ataque.
Fierro dijo que su oficina, a través de entrevistas, había establecido que El Chueco era responsable de los asesinatos. Como resultado, la Fiscalía General de Chihuahua está ofreciendo una recompensa de 5 millones de pesos (US.250,000) por información que conduzca a la captura de Portillo, quien también está acusado de asesinar al ciudadano estadounidense Patrick Braxton-Andrew en 2018.
El fiscal general señaló que los cuerpos de las tres víctimas habían sido encontrados en Pito Real, una localidad a unos 80 kilómetros de Cerocahui, que se encuentra en el municipio de Urique, en la Sierra Tarahumara.
La gobernadora Maru Campos anunció el hallazgo de los cuerpos de los hombres en un mensaje de video publicado en las redes sociales el miércoles. "Gracias a los extraordinarios esfuerzos de la Procuraduría General de Justicia del estado managed hemos logrado localizar y recuperar ... los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora y el guía turístico Pedro Palma", dijo.
El gobernador dijo que expertos forenses habían confirmado que los cuerpos pertenecían a los hombres asesinados en la iglesia de Cerocahui el lunes.
El asesinato de los sacerdotes llevó al ex presidente Felipe Calderón a preguntarse si México se había sumido en las profundidades de la depravación. "¿ Hemos llegado al fondo ahora?"el presidente del Partido Acción Nacional de 2006-2012 reflexionó en Twitter antes de lanzar un ataque contra el presidente López Obrador.
"¿ Se olvidará este evento sin precedentes en los próximos días? ¿Prevalecerá la indiferencia de las autoridades o la sonrisa cómica y sardónica de AMLO cuando ocurran masacres?”
En referencia al enfoque de seguridad no confrontativo del gobierno federal de "abrazos, no balas", Calderón, quien como presidente lanzó una guerra contra los carteles de la droga que condujo a un fuerte aumento de los homicidios, escribió en otro tuit que no enfrentar al crimen organizado "implica dejar a las comunidades abandonadas a su suerte, en manos de delincuentes sin la fuerza del Estado para protegerlas.”

"En este contexto, ocurrió el asesinato de los jesuitas. El que comete un crimen sabe que le espera un abrazo, no un castigo", escribió.
López Obrador respondió al expresidente, cuyo ministro de Seguridad, Genaro García Luna, está acusado de aceptar sobornos del Cartel de Sinaloa, en su conferencia de prensa habitual del miércoles, acusándolo de hipocresía. "Hasta Felipe Calderón se atreve a culparnos. Es el colmo del cinismo y la hipocresía", dijo.
El presidente afirmó que la delincuencia en la Sierra Tarahumara, donde se cultiva adormidera y marihuana, ha sido un problema durante años. "¿ O begin [El Chueco] acaba de comenzar su carrera criminal? No, y probablemente fue tolerado [por gobiernos anteriores]", dijo López Obrador.
"Los jesuitas lo saben bien, y los que viven en Urique, Chínipas, Creel y Batopilas lo saben bien. Ellos saben cómo se creó toda esta organización [criminal]y la colusión [que hubo] con las autoridades", dijo.
Con reportajes de Milenio, Reforma y El Universal