Desarrollador retira planes para ampliar el muelle de cruceros de La Paz

Una compañía que tenía la intención de construir un nuevo muelle y terminal de cruceros de 1 mil millones de pesos (US 5 50,6 millones) en La Paz, Baja California Sur, ha retirado sus planes, pero los ambientalistas temen que pueda revivir el proyecto en algún momento en el futuro.
Aquamayan Adventures, propiedad del empresario Isaac Hamui Abadi, planeó construir un muelle capaz de albergar dos grandes cruceros en Pichilingue, un puerto del Golfo de California a unos 40 kilómetros al norte de la ciudad de La Paz.
El plan tuvo una oposición significativa porque el desarrollo, que también estaba programado para incluir restaurantes, tiendas y otras instalaciones para pasajeros de cruceros, habría afectado el Área de Protección de la Flora y Fauna de Balandra, que incluye una playa considerada una de las más bellas del mundo.
El gobierno de Baja California anunció a finales de marzo que Aquamayan Adventures había retirado su solicitud para construir el muelle y pidió a la Secretaría Federal del Medio Ambiente (Semarnat) que pusiera fin a la evaluación de impacto ambiental que estaba realizando para determinar si el proyecto sería aprobado.
Mario Sánchez, director regional del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), dijo que la decisión de la empresa confirmó que el proyecto era incompatible con el medio ambiente natural. También dijo que las regulaciones de planificación local prohíben explícitamente un proyecto del tipo Aquamayan Adventures que se pretende construir.

"El desarrollo económico y turístico no debe comprometer la estabilidad y el funcionamiento adecuado de los ecosistemas [y] las especies que viven en ellos", dijo Sánchez, refiriéndose a animales marinos como el tiburón ballena y el delfín nariz de botella.
CEMDA y otros grupos afirmaron que el proyecto del muelle afectaría negativamente el área de Balandra, así como el santuario de tiburones ballena en la Bahía de La Paz y el Parque Nacional Archipiélago Espíritu Santo.
Los activistas participaron en decenas de protestas para denunciar el proyecto y miles de residentes del estado firmaron una petición en su contra. La Semarnat llevó a cabo un proceso de consulta pública a principios de este año que permitió a grupos ambientalistas y ciudadanos plantear sus inquietudes.
Como parte de su proyecto de muelle, que estaba programado para acomodar simultáneamente dos cruceros de hasta 360 metros y transportar hasta 6,000 pasajeros cada uno, Aquamayan Adventures planeó dragar casi 80,000 metros cúbicos de La Bahía de La Paz.
Científicos locales dijeron que el dragado contaminaría el Golfo de California con lodo e hidrocarburos insolubles tóxicos.
Los científicos también dijeron que la información ambiental de Aquamayan Adventures no describía el impacto que una planta de desalinización propuesta tendría en los humedales Mogote-Ensenada de La Paz, un sitio protegido por la Convención de Ramsar sobre Humedales de Importancia Internacional. Se planeó la construcción de una planta de desalinización para suministrar agua dulce al muelle de cruceros y al complejo terminal.
Mientras que los grupos y ciudadanos que se oponen al desarrollo propuesto están contentos con la decisión de Aquamayan Adventures, Sánchez advirtió que podría ser una "victoria temporal" para los ambientalistas.
El director de CEMDA y Alejandro Águila, ingeniero ambiental y jefe de un colectivo opuesto al proyecto del muelle, creen que la empresa podría solicitar la aprobación para el desarrollo en una fecha posterior.
"Es una estrategia – ya la hemos experimentado en otros procesos. Presentan el proyecto, prueban las aguas, ven lo que [la gente] dice , withdraw lo retiran y lo reconsideran", dijo Sánchez.
Aquamayan Adventures tiene tiempo suficiente para reconsiderar sus planes. A través de un proceso de licitación competitiva realizado el año pasado, la compañía recibió una concesión de 25 años para el área donde planeaba construir el nuevo muelle. Aquamayan Adventures, que pagó 40 millones de pesos (US 2 2 millones al tipo de cambio actual) por la concesión, tiene la opción de prorrogarla por 20 años adicionales, según el contrato que firmó.
Con informes de Milenio y El País