Un perro abandonado se convierte en un elemento clave de la unidad canina

Un perro que una vez fue abandonado es ahora un miembro clave de una unidad de policía en la Ciudad de México.
Molly fue atada a un poste y abandonada cuando algunos agentes de la Policía Bancaria e Industrial (PBI) la encontraron. Notaron su agudo sentido del olfato y su amor por jugar y decidieron quedarse con ella.
El pastor alemán de 1 1/2 años ahora ayuda a buscar drogas en el transporte público de la ciudad como parte del programa de seguridad "Pasajeros Seguros".
La unidad canina fue creada en 1997 y cuenta con 16 perros especializados en búsqueda y rescate y detección de explosivos o narcóticos. También acompañan a los oficiales en las patrullas. Los perros sirven al PBI durante unos ocho años, después de lo cual regresan a sus entrenadores.
El jefe de la unidad canina de PBI, Samuel Baltasar, dijo que para entrenar a los perros para el servicio, los instructores los socializan y usan el juego para enseñarles una tarea.
Molly en acción durante una sesión de entrenamiento con la Policía Bancaria e Industrial de la Ciudad de México.'Molly', la perrita que fue abandonada y ahora patrulla las calles de # CdMx para detectar drogas https://t.co/OjiQOBylln pic.twitter.com/V8G5je2ykN
- Milenio (@Milenio) 22 de febrero de 2022
"Primero tienes que empezar a socializar perros con personas y otros perros. Luego viene su entrenamiento de obediencia. Una vez que lo tienes, trabajas en la especialización del perro. Empezamos a trabajar con una pelota o con lo que el perro quiera jugar. Una vez que se vuelven adictos, por así decirlo, al juguete, comenzamos a relacionar el olor [del juguete] con el que queremos que el perro encuentre, ya sea un explosivo o un narcótico", dijo.
Baltasar agregó que es mejor si los perros son entrenados como cachorros, durante sus primeros cuatro meses. Sin embargo, ese no era el caso de Molly, que era adulta cuando la encontraron. Sus entrenadores la llevaron a pasear para socializarla en la calle.
"Tenía mucho miedo a los coches", dijo Baltasar. "Ella todavía tiene miedo de [los petardos], y cuando hay mucha gente, cambia su estado de ánimo, pero ya es mínimo.”
También explicó cómo Molly y sus acompañantes indican un pasajero sospechoso en público.
"Una vez que un perro tiene un olor, cambia su comportamiento once una vez que están seguros, miran fijamente [al probable culpable] y se sientan", agregó Baltasar.
Con informes de Milenio