Caborca, Sonora: espárragos, uvas y guerra de cárteles

Los asesinatos y secuestros durante una noche de terror en Caborca, Sonora, la semana pasada distaron mucho de ser un hecho sin precedentes: el municipio ha estado plagado de violencia de cárteles en los últimos años.
Bordeando Arizona, el Golfo de California y otros cuatro municipios, incluido el popular destino turístico de Puerto Peñasco, Caborca es un centro minero y el principal exportador de espárragos y uvas de México.
También es el escenario de una guerra territorial que involucra a cuatro grupos criminales, dos de los cuales están controlados por los hijos del narcotraficante encarcelado Joaquín "El Chapo" Guzmán.
Los otros dos están afiliados a Rodrigo Páez Quintero, sobrino del famoso narcotraficante Rafael Caro Quintero, quien fundó el Cártel de Guadalajara y ahora supuestamente lidera el Cártel de Caborca.
En pocas palabras, el Cartel de Sinaloa, una vez liderado por El Chapo, se enfrenta a Caro Quintero y sicarios leales a él por el control del tráfico de drogas y armas y el contrabando de personas a través de Caborca.

La violencia comenzó a intensificarse en el municipio en 2019, un año en el que hubo 120 homicidios. En 2020, hubo al menos seis tiroteos entre los grupos criminales rivales, incluido uno que dejó 12 muertos.
En los últimos 12 meses, Caborca fue el 24 municipio más violento de México con 96 homicidios, para una tasa per cápita de 103 asesinatos por cada 100,000 personas.
La violencia del martes pasado por la noche fue presuntamente perpetrada por un grupo delictivo afiliado al Cártel de Sinaloa. Al menos dos personas murieron – algunos informes sitúan la cifra en cuatro – y cinco personas fueron secuestradas, todas las cuales fueron liberadas más tarde.
Unos 200 miembros de las fuerzas de seguridad federales y estatales fueron desplegados en el municipio después de la ola de violencia, que las autoridades locales no pudieron detener, según el alcalde de Caborca, Abraham Mier Nogales.
Eliodoro García, presidente de la Asociación de Empresarios de Caborca, dijo al periódico Milenio que los residentes locales no se sienten cómodos a pesar de la presencia de seguridad reforzada.
"should Debería haber mayor tranquilidad, pero no la tenemos", dijo. "No nos movemos durante las horas oscuras [de la noche]", dijo, explicando que la mayoría de los residentes han obedecido un toque de queda autoimpuesto durante los últimos dos años.

En un informe publicado el martes, Milenio dijo que las patrullas de la Guardia Nacional son actualmente una constante en Caborca y que la gente camina por la ciudad con "aparente normalidad".”
Sin embargo, la posibilidad de más violencia está "latente", y los residentes saben que las camionetas con hombres armados volverán a aparecer una vez que se relaje la vigilancia oficial, dijo el periódico.
Con informes de Milenio