Mordidas sin fin: Mexicanos entregan sobornos 18,500 veces al día a policías, funcionarios públicos

Los mexicanos pagan casi 18,500 sobornos por día a oficiales de policía y funcionarios públicos, sugiere una nueva encuesta.
Sobre la base de los resultados de la Encuesta Nacional más reciente sobre Seguridad Pública Urbana, la agencia nacional de estadística INEGI estima que 2,9 millones de personas pagaron unos 3,4 millones de sobornos en el segundo semestre del año pasado.
La estimación equivale al pago de 771 sobornos por hora o 13 por minuto.
Conocidos en México como mordidas, los sobornos son frecuentemente buscados por empleados de oficinas gubernamentales que tratan con miembros del público que buscan completar procedimientos burocráticos y por oficiales de policía que han detenido a personas por delitos como correr un semáforo en rojo o beber en la calle.
Los datos del INEGI muestran que el pago y la recepción de mordidas sigue siendo la forma de corrupción más omnipresente en México.

A nivel municipal, el pago de sobornos era más frecuente en la ciudad de Puebla, determinó el INEGI, mientras que a nivel estatal, la práctica era más frecuente en la Ciudad de México.
La agencia de estadísticas estima que en la segunda mitad de 2021 se pagaron más de 145,000 sobornos a policías y funcionarios públicos en la capital de Puebla. El INEGI cree que también se pagaron más de 100,000 sobornos entre julio y diciembre en Tijuana, Baja California y el área metropolitana de La Laguna, que incluye Torreón en Coahuila y Gómez Palacio en Durango.
Entre los otros focos de soborno identificados se encuentran Ecatepec y Toluca en el estado de México; Gustavo A. Madero e Iztapalapa en la Ciudad de México; Ciudad Juárez, Chihuahua; Mexicali, Baja California; y León, Guanajuato.
Se estima que más de medio millón de personas han pagado sobornos en la Ciudad de México en la segunda mitad del año pasado, mientras que se cree que aproximadamente 445,000 residentes del estado de México han entregado mordidas a la policía y los burócratas.
Otros estados con un alto número de víctimas fueron Jalisco, Chihuahua y Nuevo León.
Si bien los sobornos individuales suelen ser pequeños, tal vez de 50 a 200 pesos, la prevalencia de su pago significa que grandes cantidades de dinero cambian de manos.

"Existe la idea de que la corrupción administrativa es una forma pequeña de corrupción, pero no hay nada más falaz que eso", dijo Eduardo Bohórquez, director de la organización internacional sin fines de lucro Transparencia Internacional en México.
"La policía de tránsito opera en redes, 's es una estructura piramidal", dijo, lo que significa que los oficiales tienen que entregar al menos parte de lo que recaudan a sus superiores.
"Es corruption corrupción a gran escala, solo está estructurada en pequeños sobornos", dijo Bohórquez al periódico Milenio.
"La corrupción que afecta a los hogares se mide en millones de casos, not no es un tema menor. De hecho, corruption la corrupción administrativa está conectada con las grandes ruedas de la corrupción en muchos casos", dijo.
Marco Fernández, investigador del think tank México Evalúa y académico de la escuela de gobierno de la universidad Tec de Monterrey, afirmó que los datos oficiales subestiman el problema del soborno en México porque muchas personas desconfían de revelar que han sido víctimas.
"Muchas veces es difícil política o socialmente aceptar públicamente que le diste una mordida, por lo que muchas veces estas cifras se subestiman", dijo.
Tanto Fernández como Bohórquez dijeron a Milenio que los gobiernos deben centrarse en erradicar las redes de corrupción dentro de los organismos públicos para combatir el problema del soborno.
"En general, las redes de corrupción que operaron en el pasado y que operan en el presente no se han roto", dijo el primero.
"We Nosotros [las autoridades mexicanas] somos malos [en la implementación] de los diferentes aspectos que debe tener una política anticorrupción", dijo Fernández.
"Somos malos detectando, investigando y castigando [la corrupción]; somos terribles recuperando fondos desviados, prácticamente no compensamos a las víctimas y no rompemos las redes de corrupción.
"Con eso, la posibilidad de disuadir a los estafadores [de pedir sobornos], de hacer que se lo piensen dos veces y no cometan delitos de esta naturaleza es prácticamente inexistente.”
Con informes de Milenio