¿Plástico hecho de caparazones de camarones? Proyecto premiado de estudiantes de secundaria mexicanos

La bandera de México brilló con fuerza en el Festival Internacional de Ingeniería, Ciencia y Tecnología de Túnez (I-FEST²) cuando estudiantes del liceo José Vasconcelos de Mazatlán, Sinaloa, ganaron una medalla de oro por un innovador proyecto de sustitución del plástico.
Utilizando residuos de la industria camaronera local (Mazatlán es el principal productor de camarones de acuicultura en el país), las aspirantes a científicas Samantha Guadalupe Carrasco Tovar, Natalia Quetzalli Martínez González y Génesis Ayón Loza crearon un bioplástico con caparazones de camarón que puede reemplazar el plástico de un solo uso.
“Recuperamos los desechos de camarón, es decir, todo lo que no consumíamos, y lo llevamos al laboratorio [de la escuela secundaria] para crear plástico”, dijo Samantha al diario El Economista.
El proyecto los llevará junto a otra competencia internacional en Rumania.
Para desarrollar su idea, los jóvenes de 17 años tuvieron que recurrir a los expertos.
“Recibimos orientación de químicos, ingenieros, médicos y trabajadores de laboratorio. Reunimos un gran equipo a nuestro alrededor”, dijo Génesis.
Pero fue su maestra y mentora, la bióloga acuicultora Judith Rebeca González, quien acompañó a las jóvenes en el camino.
“Ella nos ha apoyado totalmente a nivel académico y personal. Ella es la que siempre ha estado al frente buscando apoyo [económico]”, dijo Natalia.
Luego de ganar la Exposición Nacional de Ciencias 2022 en San Luis Potosí, las jóvenes tuvieron que buscar formas de cubrir los gastos de viaje para el festival de nueve días en Túnez.
“Trabajamos duro buscando patrocinios. [Hicimos] rifas, ferias. Hubo muchas personas que creyeron en nosotros y nos ayudaron a asistir a este evento”, dijo Génesis.
Con la esperanza de industrializar el proceso, las jóvenes han presentado su proyecto como prototipo para obtener una patente de su idea, explicó Génesis.
Los beneficios serían numerosos, dijo Natalia, señalando que el material es completamente biodegradable y actúa como pesticida y fertilizante cuando se coloca en el suelo. No genera bacterias ni provoca una reacción alérgica. “Es un producto amigable con el medio ambiente y de bajo costo”, concluyó.
Finalmente, agregó Génesis, se sienten orgullosas de ser mujeres que rompen los moldes de lo que la sociedad espera de ellas.
“Queremos salir de la caja en la que la sociedad nos suele poner y superar los roles y estereotipos que te encasillan”.
“Las niñas también pueden estar en las ciencias. Las niñas también pueden ser buenas en matemáticas”, resaltó Natalia.
With reports from El Economista, Causa Natura and I-FEST Tunisia