La leyenda del tesoro escondido de Pancho Villa sigue viva

Francisco “Pancho” Villa, nacido José Doroteo Arango Arámbula y conocido como el Centauro del Norte, fue el líder de la División del Norte durante la Revolución Mexicana. Se dice que Villa fue un soldado despiadado y un ladrón.

La historia del siglo XIX y principios del XX en México está repleta de revoluciones y contrarrevoluciones. Una de las historias más populares de este período es la leyenda de Pancho Villa y su tesoro perdido, que se cree que está enterrado en algún lugar de las montañas de la Sierra Madre.

Era común en ese momento que los líderes revolucionarios protegieran su botín enterrándolo en diferentes lugares. Incluso los terratenientes ricos enterraban su dinero bajo tierra para protegerlo de los bandidos.

Desde la Revolución Mexicana, la gente ha buscado el tesoro enterrado de Villa, que fue saqueado de los pueblos y aldeas locales en todo el norte de México.

Durante los 30 años de la presidencia de Porfirio Díaz, el dinero se concentró en manos de ricos terratenientes. Luego del llamado de Francisco I. Madero para iniciar una revolución en 1910, Villa decidió unirse a la lucha.

El dinero para los ejércitos era difícil de adquirir y, como resultado, muchos revolucionarios dependían del saqueo para financiar sus operaciones. Villa puede haber sido el más descarado y exitoso en financiar sus esfuerzos de esta manera.

Hay dos relatos documentados de cantidades significativas de dinero robadas por Villa y sus hombres.

En 1999, la Universidad de California, Berkeley, publicó una carta que figuraba entre los papeles de Silvestre Terrazas, secretario de Hacienda de Villa y exgobernador de Chihuahua. La carta, escrita por Wells Fargo Bank en El Paso, Texas, detalla el saqueo de uno de sus trenes por parte de Villa y 200 de sus hombres. Se dieron a la fuga con 122 lingotes de plata, cuyo valor estimado es de al menos 3,4 millones de dólares en la actualidad.

Tres semanas después del atraco, Villa hizo un trato secreto con Wells Fargo para devolver la plata por la suma de US $ 50,000 (el equivalente a US $ 1 millón en la actualidad). Villa devolvió solo 96 lingotes de plata, dejando 26 lingotes sin contabilizar.

Otro relato dice que en diciembre de 1913, Villa y sus hombres capturaron Chihuahua y robaron el Banco de México ubicado en la ciudad. El director del banco, Luis Terrazas, escondió el oro del banco en una de las columnas del edificio para protegerlo y luego huyó al consulado británico por seguridad.

Villa capturó a Terrazas y lo sacó del consulado. Luego, sus hombres destrozaron el banco hasta que localizaron el oro, con un valor de US $ 6,3 millones, que estaba escondido en una columna. El oro nunca fue recuperado.

Los historiadores continúan revisando los documentos de los cómplices de Villa para tratar de descubrir más pistas sobre la ubicación del tesoro escondido. Varios se encuentran en la Universidad de California. La Universidad de Texas guarda los papeles que alguna vez pertenecieron a Lázaro de la Garza, quien controlaba la adquisición de armas y municiones de los Estados Unidos para Villa y su ejército.

Los Archivos Nacionales de los Estados Unidos también contienen los archivos del FBI sobre el contrabando, las transferencias de dinero y las actividades financieras de Félix Sommerfeld, un espía alemán en México, quien también adquirió armas para Villa.

Abundan los rumores sobre dónde podría haber enterrado Villa su tesoro. Algunos piensan que estuvo escondido en lugares remotos de Durango, Chihuahua o Coahuila. El historiador Carlos Castañón cita a Torreón, Coahuila, como una posibilidad: fue un centro de comercio y transporte durante el Porfiriato, lo que lo hacía atractivo para los mercenarios.

La zona de La Laguna fue tomada al menos cuatro veces y saqueada por grandes sumas de dinero, oro y plata. Se dice que la gente de la región ha cavado cientos de hoyos en busca del tesoro. Búsquedas de pueblos enteros en el norte de México no han arrojado nada.

Otro relato dice que el oro estaba escondido en Tepuxta, al norte de Mazatlán, en una caverna que Villa usaba como escondite para él y sus hombres.

El último avistamiento documentado del botín de Villa , o al menos parte de él, fue en 1915. En noviembre de ese año, el periódico El Paso Times detalló la redada de The Villa Stash House, como la denominó el FBI, en El Paso, Texas.

La casa utilizada por Villa, su hermano Hipólito y sus esposas fue allanada por agentes del Departamento del Tesoro con base en la creencia de que contenía artículos de contrabando a los Estados Unidos.

Los agentes dijeron que fueron avisados ​​por la compra de una gran caja fuerte por parte de la señora Hipólito Villa. Dentro de la caja fuerte encontraron US $ 30,000 (casi US $ 1 millón en la actualidad) en joyas de diamantes y más de $ 500,000 en moneda estadounidense y monedas de oro (más de US $ 15 millones en la actualidad), junto con una medalla de oro macizo con la inscripción: "Al General Francisco Villa de el Gobierno Constitucional por valor personal.”

Los agentes confiscaron las joyas y un turismo francés estacionado afuera, pero luego los devolvieron por orden judicial, ya que no había forma de establecer dónde fueron comprados.

Desde la muerte de Villa en 1923, los buscadores de tesoros han buscado el botín en la Sierra Madre. Emil Holmdahl, el soldado de fortuna sospechoso de robar el cráneo de Villa de su tumba y venderlo a la sociedad secreta "Skulls and Bones" en Yale, pasó décadas buscando el tesoro escondido pero nunca lo encontró.

La Villa Stash House también ha sido registrada minuciosamente. La casa abandonada fue comprada por el empresario Enrique Guajardo quien comenzó a remodelarla para convertirla en un atractivo turístico. Durante la renovación, descubrió un lugar escondido debajo de las tablas del piso que cree que se usó para ocultar el alijo de Villa. Pero una vez más, no había señales del tesoro.

En 2020, el público obtuvo acceso a Villa Stash House, con una gran inauguración a la que asistieron historiadores curiosos de ambos lados de la frontera y varios buscadores de tesoros. El año pasado, se contrató a una empresa de Las Cruces, Construction Survey Technologies, para buscar en el área donde se encuentra la casa, utilizando un radar de penetración en el suelo (GPR) y otra tecnología de punta utilizada para el mapeo y excavación del subsuelo.

Pero después de más de 100 años de búsqueda en muchos lugares diferentes, el tesoro de Villa sigue siendo esquivo.

Sheryl Losser es una ex ejecutiva de relaciones públicas e investigadora profesional. Pasó 45 años en la política nacional de los Estados Unidos. Se mudó a Mazatlán en 2021 y trabaja medio tiempo investigando y escribiendo como freelance.