Mucho después del final de la Revolución, un soldado trans luchó por el reconocimiento

La historia de México tiene muchas historias sobre los héroes y eventos de la Revolución Mexicana, pero hasta hace poco, un líder militar rara vez se mencionaba: el soldado transgénero Coronel Amelio Robles, cuya identidad de género generalmente no era un hecho conocido durante gran parte de la historia de México, pero fue conocido por el Ejército Mexicano.
Robles vivió su vida como hombre desde los 24 años hasta su muerte a los 95 años. Poco antes de su muerte, finalmente fue reconocido por su servicio a la patria y condecorado como héroe de la Revolución Mexicana.
Su historia se hizo más conocida en 2022 con la publicación de la novela de Ignacio Casas, “Amelio, Mi Coronel”. (Amelio, Mi Coronel).
“Robles era una persona muy compleja”, afirma Casas. “Para entenderlo, hay que mirar su vida en tres fases: su juventud, los años de la Revolución Mexicana y los años posteriores a la revolución”.
Amelio nació Malaquías Amelia de Jesús Robles Ávila en 1889 en Xochipala, Guerrero. El menor de tres hijos, Robles era del campo pero no pobre: su padre era un ranchero acomodado y dueño de una destilería de mezcal. Robles recibió una educación católica de la Sociedad de las Hijas de María de la Medalla Milagrosa, una congregación dedicada a la formación espiritual de las jóvenes.
Robles se crió aprendiendo a coser, cocinar y planchar, pero prefería montar a caballo, atar el ganado y practicar la puntería. Después de la muerte de su padre, Robles se rebeló. Su madre se volvió a casar y Robles no se llevaba bien con su padrastro y sus tres medios hermanos; según los informes, fue encarcelado por matar a uno de sus medios hermanos, aunque esto no está probado.
En 1912, a la edad de 23 años, Robles se sumó a la lucha revolucionaria en el ejército zapatista, no por sus creencias revolucionarias sino porque le ofrecía la libertad de la sociedad rural conservadora en la que vivía.
La guerra cambió para siempre la vida de Robles, a quien sus compañeros soldados inicialmente llamaron “La Güera Amelia”. Sin embargo, Robles comenzó a vestirse como un hombre, tomó el nombre de Amelio e insistió, a menudo a punta de pistola, en que se le dirigiera con pronombres masculinos, según una historia de Robles escrita por el Ministerio de Cultura.
Robles ascendió rápidamente de rango, alcanzando el grado de coronel. En sus registros personales, enumeró la participación en 70 batallas, ganándose el respeto de sus compañeros revolucionarios con su destreza como líder militar, al mando de hasta 1000 soldados. Era un hábil jinete, un excelente tirador y un soldado intrépido.
Hay numerosos ejemplos de mujeres que se unieron a la revolución y lucharon junto a soldados varones, vistiendo ropa de hombre e incluso tomando nombres masculinos. Petra Herrera, a quien se atribuye la toma de Torreón como soldado villista en 1914, era conocida como Pedro Herrera. Ángela Jiménez, que luchó con zapatistas y villistas, se convirtió en Ángel Jiménez.
Pero a diferencia de estas mujeres, Robles abrazó su masculinidad y se identificó como hombre hasta su muerte en 1984 a la edad de 95 años. En la década de 1950, incluso logró alterar los registros para decir que había nacido varón.
Después de que terminó la fase militar de la revolución en 1920, Robles apoyó al general revolucionario Álvaro Obregón, quien se convirtió en presidente (1920-1924). Tomó las armas y luchó con las fuerzas de Obregón en la Revuelta de Agua Prieta, que puso fin al gobierno de Venustiano Carranza.
Luego se instaló en Iguala por un tiempo, pero fue atacado por un grupo de hombres que intentaban revelar su cuerpo como el de una mujer. Robles mató a dos hombres en defensa propia y fue encarcelado por segunda vez, confinado al área de mujeres de la cárcel.
En la década de 1930, Robles conoció a Ángela Torres y se casaron, instalándose en la vida civil y luego adoptando una hija, Regula Robles Torres. Permaneció políticamente activo, afiliándose al Partido Socialista de Guerrero ya la Liga de Comunidades Agrarias. Pero aún no había recibido el reconocimiento que merecía como líder revolucionario.
Robles estaba decidido a obtener ese reconocimiento. En 1948, finalmente recibió el certificado médico requerido para ingresar oficialmente a la Confederación de Veteranos de la Revolución, lo que confirma que había recibido seis heridas de bala en la batalla.
En 1955, también inició el proceso de cambiar sus archivos de servicio para identificarlo como Amelio Robles en lugar de su nombre anterior; incluso tenía un certificado de nacimiento falso insertado en sus archivos personales en los archivos militares de México.
Según la historiadora Gabriela Cano, “El documento [falso] da fe del nacimiento del niño Amelio Malaquías Robles Ávila. Salvo el nombre y sexo del bebé, todos los demás datos coinciden con la partida de nacimiento original del libro de registro civil de Zumpango del Río.”
Robles tenía 80 años cuando la Secretaría de la Defensa Nacional finalmente lo reconoció como un veterano de la Revolución Mexicana. Poco tiempo después, recibió la Legión de Honor del Ejército Mexicano y la Medalla al Mérito Revolucionario.
Antes de su muerte, tres expresidentes —Adolfo López Mateos, Manuel Ávila Camacho y Luis Echeverría— lo reconocieron como un destacado revolucionario.
Pero a pesar de todos sus intentos de enterrar su vida pasada como mujer, algunos aún se negaban a aceptarlo como hombre: la casa de su infancia se convirtió en el Museo Coronela Amelia Robles.
Quizás como una señal de que México está cambiando, volviéndose más tolerante y solidario con la diversidad de género, el sitio web de la Secretaría de Cultura afirma que “la participación en la Revolución [mexicana] [de Amelio Robles] como un hombre transgénero cuya identidad fue reconocida y que fue un coronel marca un hito. Y contrario a lo que comúnmente se piensa, indica que las personas de la diversidad de género siempre han estado presentes y han participado en muchos hechos históricos del país”.
Sheryl Losser es una ex ejecutiva de relaciones públicas e investigadora profesional. Pasó 45 años en la política nacional de los Estados Unidos. Se mudó a Mazatlán en 2021 y trabaja medio tiempo investigando y escribiendo como freelance.